Sensi y David, es decir los reyes católicos del Reino de El Chato hacen lo que pocos logran: comer rico, si breve, dos veces rico! Don Baltasar aprobaría mi atentado contra su sabiduría del siglo XVII, verdad Maese Gracian? Y además que diablos! El Chato se lo merece! Porque si no como me explican ustedes que están haciendo una pareja sensible (andaluza ella y abulense el?) si no es deleitar a los cinco sentidos con el Chato: su creación. Lo que están pensando ahora mismo. Deleitar a vuesas mercedes. Nada más. Y cómo, a fe mía, lo logran? Con sencillez, mucha dedicación y esfuerzo para que cada día aquellos que acertamos en sentarnos a su mesa sintamos lo bien que se comía en casa de nuestras madres. Parece fácil lograrlo? Pues atrevanse a romper sus prejuicios y traspasen la barrera del tiempo para comer los callos que su madre les hacía, las migas del pastor de las que oyeron a sus mayores hablar para rematar el viaje con unas chuletillas de cordero a la brasa exquisitas y sabrosas. Su carta es sencilla, como a Maese Gracian le habría gustado saborear pero llena de la esencia del “rico, rico” de cierto cocinero Vasco que ustedes conocen. El envoltorio de este regalo no le va la zaga porque en El Chato se respira orden, limpieza, rapidez no exenta de amabilidad y guiños cómplices para abandonarse a la experiencia. La gente ríe, se divierte y come muy a gusto porque saben que al final les esperan unos postres como los de tu madre: Torrijas de dulce, un tiramisú presentado de forma muy original son algo inesperado que otra vez justifican porque han de seguir camino hasta la casa de esta pareja singular que regenta el Chato : Sensi y David. David y Sensi, tanto monta, monta tanto… y ya les dejo a vuesas mercedes con la esperanza de más pronto que tarde elegir descansar y comer allí, en el. Allí donde la comida cambia su nombre por otro diferente y serán ustedes quienes lo decidan. Se atreven? Ah, casi olvido mencionar que dormir también es una posibilidad porque el chuletón de Ávila y algún postre sorpresa son eso : sorpresa. Buen camino!
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